El foco de una fotografía quizás sea uno de los aspectos a los que menos importancia se le dedica y de los que más quebraderos de cabeza trae. Muchos me habéis preguntado como conseguir un foco desenfocado para vuestras fotos culinarias —lo que técnicamente se llama efecto bokeh— y hoy intentaré explicaros como conseguirlo, y sobre todo, lo que es más difícil, controlarlo. Lo complicado no es añadir azúcar a un postre para que esté dulce, sino añadirle la cantidad exacta, para que no esté empalagoso. Pues en fotografía lo mismo: ¡cuántas veces habré revisado una foto que consideraba perfecta de foco para darme cuenta que estaba ligeramente desenfocada, con el punto de enfoque erróneamente identificado o con una profundidad de campo mal planteada!
Para entrar de lleno en el tema de hoy es imprescindible hablar de algunos aspectos de la técnica fotográfica, que aunque sin duda muchos conoceréis, explicaré para centrar el tema. No pretendo una explicación científica, sino un acercamiento intuitivo al problema; aún así, disculpadme, porque sé que el tema es farragoso. Esto vale para todas las cámaras, compactas y réflex, baratas y caras, digitales o de película.
El foco
No todo lo que sale en la foto está enfocado. Es más, es imposible que esté todo enfocado. Podremos trajinar con la cámara para que salga nítido el mayor número de objetos posible, pero el foco sólo es perfecto para los objetos que están a una determinada distancia. Por si os interesa, os detallo un poco los entresijos de la cuestión.
No todo lo que sale en la foto está enfocado. Es más, es imposible que esté todo enfocado. Podremos trajinar con la cámara para que salga nítido el mayor número de objetos posible, pero el foco sólo es perfecto para los objetos que están a una determinada distancia. Por si os interesa, os detallo un poco los entresijos de la cuestión.
La luz, al atravesar el diafragma de la cámara produce una imagen invertida de los objetos en el sensor —o antaño en la película— de la cámara. Pero estos objetos no están todos a la misma distancia de la cámara, y por consiguiente, forman sus imágenes invertidas en planos paralelos a los del sensor. Algo así como una baraja de naipes, y entre dos de ellos está el sensor o la película. Esto se traduce en que si el plano de la imagen invertida coincide con el del sensor, cada punto de él estará representado por un punto, y tendremos un foco perfecto, mientras que cuanto más distantes estén dichos planos —cuanta más distancia haya del naipe al sensor—, cada punto formará una imagen circular de diámetro proporcionalmente mayor, y la imagen estará más desenfocada. En este gráfico podéis ver una representación de este efecto:
El objeto rosa está enfocado, porque el plano de su imagen al atravesar el diafragma coincide plenamente con el plano del sensor. Cada punto que lo representa se configura como un único punto en el sensor. Sin embargo, en el caso de los objetos verde y rojo, que tienen su imagen invertida por delante o por detrás del plano del sensor respectivamente, cada punto se transforma en un pequeño borrón.
Ya vimos en anteriores entregas que lo fundamental de cada fotografía es lo que se quiere contar, porque esto condicionará todas las acciones que tomemos. Igualmente hablamos de la escena, del encuadre, de la composición y del punto de vista, y todo ello estaba orientado a contar nuestro plato. Llegados a este punto, el foco nos va a permitir delimitar el objeto de nuestra foto haciendo que salga perfectamente enfocado, mientras que el resto de elementos de la composición saldrán desenfocados —lo que os dije más arriba que se conoce como efecto bokeh—. Recurriendo al gráfico anterior, para lograr que el objeto elegido salga perfectamente enfocado, debemos lograr que su imagen invertida coincida con el plano del sensor, o siguiendo con el símil, debemos colocar nuestro naipe junto al sensor.
Al desplazar el diafragma hacia el objeto rojo, su imagen, que estaba por detrás del sensor llega a coincidir con éste, reduciéndose progresivamente los borrones hasta convertirse en puntos: el objeto rojo está enfocado, y por eso al acto de realizar este desplazamiento se le llama enfocar. Normalmente lo realiza la cámara al pulsar ligeramente el botón de disparo. En las cámaras réflex se puede anular el automatismo —mediante el conmutador AF/MF del objetivo— y realizarlo manualmente usando el anillo de enfoque situado en el objetivo.
La nitidez
Pero no es todo blanco, o todo negro. Así como hay grises, en el enfoque hay gradación. Cuanto más cerca estén los objetos de aquél que hemos escogido para protagonizar el enfoque perfecto, tanto más nítidos aparecerán; nitidez que irá menguando proporcionalmente al aumentar dicha distancia.
Pero no es todo blanco, o todo negro. Así como hay grises, en el enfoque hay gradación. Cuanto más cerca estén los objetos de aquél que hemos escogido para protagonizar el enfoque perfecto, tanto más nítidos aparecerán; nitidez que irá menguando proporcionalmente al aumentar dicha distancia.
Pero ¿cómo cuantificar la proximidad necesaria para que un objeto se represente nítidamente aunque no esté perfectamente enfocado? Volviendo al gráfico anterior, vimos que conforme el plano de la imagen se aleja del plano del sensor cada punto se ve representado por un círculo cada vez mayor. Llega un momento en que el ojo deja de ver un punto para percibir claramente un pequeño círculo, tanto si aleja por delante como por detrás. Todo lo que esté mas alejado a partir de esas distancias se verá progresivamente más desenfocado. El tamaño de ese círculo límite que se deja de apreciar como punto se denomina círculo de confusión —en realidad debería hablarse más propiamente de círculo mínimo de confusión—. Este término ha estado tradicionalmente ligado al tamaño de la copia impresa y a la distancia a la que se iba a observar la fotografía, y en la actualidad se ve condicionado por el tamaño del sensor y su resolución. En la próxima entrega aparecerá este termino de nuevo, y veréis como vuestra cámara —cualquier cámara— tiene una medida concreta para este círculo de confusión.
La profundidad de campo
Si recurrimos de nuevo al gráfico anterior, veíamos que los puntos que están fuera de foco producen en el sensor círculos. Pues bien, todos aquellos puntos que producen círculos cuyo diámetro sea inferior al del círculo de confusión se percibirán nítidos. Este efecto se produce tanto por delante como por detrás del objeto enfocado, hasta unas determinadas distancias —que no son iguales, siempre es mayor detrás—. La distancia que hay entre el punto más lejano y el más cercano se denomina profundidad de campo. Este concepto técnico es fundamental para la fotografía. Si como veíamos al hablar del punto de vista, hemos decidido realizar una toma cenital, probablemente poco nos importe la profundidad de campo, pero por contra, si realizamos una toma a nivel o natural, tenemos que dominar la profundidad de campo, para saber a ciencia cierta que partes de la escena aparecerán nítidas en la imagen.
Si recurrimos de nuevo al gráfico anterior, veíamos que los puntos que están fuera de foco producen en el sensor círculos. Pues bien, todos aquellos puntos que producen círculos cuyo diámetro sea inferior al del círculo de confusión se percibirán nítidos. Este efecto se produce tanto por delante como por detrás del objeto enfocado, hasta unas determinadas distancias —que no son iguales, siempre es mayor detrás—. La distancia que hay entre el punto más lejano y el más cercano se denomina profundidad de campo. Este concepto técnico es fundamental para la fotografía. Si como veíamos al hablar del punto de vista, hemos decidido realizar una toma cenital, probablemente poco nos importe la profundidad de campo, pero por contra, si realizamos una toma a nivel o natural, tenemos que dominar la profundidad de campo, para saber a ciencia cierta que partes de la escena aparecerán nítidas en la imagen.
Factores que determinan la profundidad de campo
Analizando de nuevo el gráfico que nos acompaña durante todo el post, uno podría deducir cuáles son los factores que determinan la profundidad de campo, pero como premio a vuestro tesón, y por haber leído hasta aquí, os evitaré el sufrimiento y os diré las reglas que hay que recordar.
Analizando de nuevo el gráfico que nos acompaña durante todo el post, uno podría deducir cuáles son los factores que determinan la profundidad de campo, pero como premio a vuestro tesón, y por haber leído hasta aquí, os evitaré el sufrimiento y os diré las reglas que hay que recordar.
Para obtener mayor profundidad de campo deberemos optar por:
- Cerrar el diafragma
- Alejarnos del objeto
- Usar un objetivo de distancia focal más corta
Por el contrario, para obtener una profundidad de campo menor deberemos elegir entre:
- Abrir el diafragma
- Acercarnos al objeto
- Usar un objetivo de distancia focal más larga
El diafragma
Llevamos un buen rato con el diafragma para arriba y para abajo, y sin decir lo que es. El diafragma es el conjunto de láminas móviles que delimitan entre ellas una abertura circular, de diámetro variable por tanto, que determina la cantidad de luz que debe llegar al sensor. El diafragma se integra en el objetivo, normalmente en una posición central entre las diversas lentes que lo componen.
Llevamos un buen rato con el diafragma para arriba y para abajo, y sin decir lo que es. El diafragma es el conjunto de láminas móviles que delimitan entre ellas una abertura circular, de diámetro variable por tanto, que determina la cantidad de luz que debe llegar al sensor. El diafragma se integra en el objetivo, normalmente en una posición central entre las diversas lentes que lo componen.
Este objetivo que veis tiene un diafragma de diez láminas, que se aprecian en la foto con sus extremos redondeados. La medida de la abertura se realiza con el número f, que se calcula como el cociente entre la distancia focal y el diámetro de la abertura. Por lo tanto cuanto mayor es el diámetro —cuanto más abierto el objetivo—, menor es el número f. La serie estandarizada de números f es tal que una diferencia de un punto o paso se traduce en el doble o la mitad de luz:
En una cámara réflex la abertura del diafragma se elige mediante una ruedecita, habitualmente junto al disparador. En una compacta, normalmente ella decide y no hay nada que hacer, salvo en las más avanzadas.
Como veremos en otros capítulos del serial fotográfico, la cantidad de luz que necesita el sensor para captar una imagen con detalle es fija, y viene determinada por la abertura del diafragma y la velocidad de obturación. Ya veremos esto en profundidad, pero a nuestros efectos de enfoque, la necesidad de cerrar el diafragma para aumentar la profundidad de campo se va a traducir necesariamente en disparar más despacio, lo que nos lleva irremediablemente a usar un trípode. Otra razón más.
A continuación os voy a mostrar dos fotos, hechas con distintas aberturas y velocidades de obturación, para que veáis el efecto de la profundidad de campo. Las tomé para el post de la merluza rellena de txangurro del otro día.
Esta primera está tomada a f/4 y 1/25 de segundo:
Y esta última a f/32 y 2″5.
Entre ambas fotos disparé una serie completa, cerrando el diafragma un paso más cada foto. Si queréis verlas, os dejo los enlaces a la serie completa:
Pero lo que me importa es que notéis como mientras la merluza siempre está enfocada, la ensalada del fondo va ganando nitidez en cada toma. Para ello os muestro parejas de recortes de esas dos zonas de la serie, mostrando las distintas aberturas y velocidades de obturación. Si vais pasando el cursor por encima de la serie de aberturas que hace de pié de foto se mostrará la foto correspondiente, y podréis observar las diferentes profundidades de campo para cada abertura. Si os parece increíble, porque parece que he utilizado el mismo fragmento de merluza en los siete recortes, revisad la serie de fotos. Es más, si os dais cuenta, a partir de f/16 la merluza empieza a perder un pelín de nitidez, y es debido a que con el diafragma muy cerrado se acusa mucho el fenómeno de la difracción —el del boli que se ve partido al meterlo en el vaso de agua—.
En el próximo artículo, veremos más ejemplos y cuando aplicarlos.
La distancia focal
La distancia focal es, para entendernos, la que separa el centro óptico de la lente del sensor. O para entendernos mejor todavía, el zoom. En realidad el zoom es un objetivo de distancia focal variable: un 18/55 abarca desde una distancia focal mínima de 18mm a una máxima de 55mm. Si tenéis una compacta, lo normal será que hable de un zoom 4X, o parecido, y tendréis una palanquita para controlarlo, habitualmente con las letras W y T. Un desplazamiento hacia la T aumenta la distancia focal, mientras que hacia la W la acorta.
La distancia focal es, para entendernos, la que separa el centro óptico de la lente del sensor. O para entendernos mejor todavía, el zoom. En realidad el zoom es un objetivo de distancia focal variable: un 18/55 abarca desde una distancia focal mínima de 18mm a una máxima de 55mm. Si tenéis una compacta, lo normal será que hable de un zoom 4X, o parecido, y tendréis una palanquita para controlarlo, habitualmente con las letras W y T. Un desplazamiento hacia la T aumenta la distancia focal, mientras que hacia la W la acorta.
Para la fotografía gastronómica es preferible utilizar un objetivo de focal fija, que será más luminoso que un zoom de su misma categoría. Yo creo que una focal correcta para nuestras condiciones de blogueros caseros puede estar entre 60 y 100 mm, referida a un sensor de tamaño completo, (también lo veréis como FF, de full frame, en inglés).
El manual de vuestra compacta dirá cuales son las distancias focales equivalentes del objetivo, e incluso suele venir en él.
Si tenéis una réflex y queréis comprar un objetivo o decidir en qué posición usar el zoom, tenéis que saber antes de nada el factor de multiplicación de la cámara, que viene especificado en el manual, y que indica la proporción del sensor respecto de uno de tamaño completo. Dividiendo 60 o 100 mm por dicho factor, hallaréis la focal real que debe tener el objetivo. En mi caso, el factor es de 1,6, luego yo debería buscar —y así lo hice— un objetivo de entre 38 y 62 mm de distancia focal. Al final me compré un EFs-60mm de Canon.
Si habéis logrado leer hasta aquí, merecéis el premio especial de la montaña, porque ya hemos pasado lo más farragoso, la teoría. A partir de ahora viene la práctica, siempre más llevadera. En la siguiente entrega, veremos como aplicar todo esto a nuestra fotografía culinaria.
Mc.
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